Por Pablo Baldomá Jones
¿Le importa a Dios mi trabajo? ¿Cómo podemos impactar a otras personas con el trabajo?
¿Es el trabajo una actividad espiritual que puede con llevarnos placer y gozo?
¿Porque es tan usual ver personas que no están satisfechas con el trabajo?
Desde los 18 años de edad, en la mayoría de los países, comenzamos una aventura hacía la independencia. La población económicamente activa (PEA) está Integrada por las personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la están buscando activamente y está compuesta por las personas que se encuentran entre los 18 a 65 años (en Argentina, en promedio por diferencia de edad para jubilarse si se trata de hombre o mujer).
En esta ventana de tiempo invertimos entonces 47 años o 2.585 semanas o 12.925 días o lo que es lo mismo 103.400 horas destinadas al trabajo. Como vivimos en un sistema decimal podemos dejarlo en simplemente 100.000 horas.
En estas 100.000 horas estudiaremos, trabajaremos, nos cansaremos y descansaremos del trabajo, daremos empleo y nos darán empleo, estaremos felices con un nuevo empleo, renunciaremos, nos podrán despedir, formaremos equipos de trabajo, serviremos, fracasaremos y tendremos éxito.
En estas 100.000 horas tendremos que elegir entre dos opciones. Entre servir y cumplir una misión o simplemente una obligación.
En la primera tenemos que enfocarnos en el mandato bíblico de servir al prójimo y trabajar con Excelencia.
En la segunda podemos conformarnos simplemente con cumplir un trabajo y las tareas aparejadas. Eventualmente podremos sentir satisfacción por logros económicos, pero muy posiblemente en el largo plazo nos frustrados por el solo hecho de estar cumpliendo una obligación.
Estas 100.000 horas representan un campo inmenso para generar un impacto. Tal vez ni las horas destinadas al hobby, o a la familia la igualen en cantidad. Por la herencia histórica que tenemos de vincular el trabajo con algo duro, no llevadero o pesado, muchas personas suelen ser más amantes del viernes que del lunes. De hecho es en Génesis 2, primero antes de la caída, que Dios le da la orden de trabajar la tierra a Adán y Eva.
Si tomamos las 100.000 horas, como el campo Misionero más importante de nuestra vida, Dios hará un impacto interesante en y con nosotros. Por esto hay 4 grandes razones por cuales el trabajo en este sentido importa para Dios, y a fin de cuentas nos otorga gozo:
En primer término las 100.000 horas en el trabajo nos formarán a su Imagen. De los atributos más inmediatos que vemos de Dios en Génesis, son la Creatividad (en Génesis 1.1) y que es Trabajador. En 6 días hizo todo, con muchísima creatividad de la nada misma. Dios quiere lo mismo para nosotros.
En segundo termino las 100.000 horas nos ayudarán a enfocar nuestra fe, porque es una oportunidad para la vida Espiritual. Como dijo el Jesuita y Pastor Pierre Teilhard de Chardin "No somos seres humanos teniendo una vida espiritual. Somos seres espirituales teniendo vidas humanas".
En tercer término las 100.000 horas nos dará un campo para buscar la Excelencia como mandato bíblico. Si Dios nos llegó a la vida, es un mandato poner todo lo mejor en búsqueda de la excelencia. De esta forma debemos generar impacto directo en nuestro trabajo, siendo empleados o empleadores ejemplares, rindiendo más que la media, o brindando oportunidades laborales sobresalientes.
En cuarto lugar las 100.000 horas nos brindará un espacio para amar al prójimo. En el trabajo podremos afectar nuestros contextos laborales, podremos compartir Gracia y misericordia, podremos mentorear y discipular, podremos mostrar el carácter de Jesús.
De esta forma, cuando entendemos que ese - Gran - espacio de tiempo que destinamos al trabajo es esencial para Dios, podemos encontrar que nos dará Gozo y nos hará sentir satisfechos (Gen 1:31-2:3).
Comentarios