Por Felipe De Stefani
No pienso que soy un afortunado, pues he tenido muchísimos fracasos a lo largo de mi vida. Luego de cursar mis estudios en los Estados Unidos, ingresé a trabajar en agencias de publicidad, manejando cuentas en Ford, pero no duré mucho tiempo. Luego manejé en Citibank, pero tampoco me fue del todo bien.
En algún momento, emprendimos algo con un grupo de amigos, pero fue un fracaso total. Y no era gente incapaz. Eran profesionales que habían cursado el MBA (administración de empresas) en la universidad de Harvard en el año 1999. El proyecto era tal que hasta el decano de la facultad invirtió en nosotros. No obstante, terminamos cerrando la empresa con una deuda de 500.000 dólares en materia impositiva.
Pero cuando tuve un encuentro con Dios, todo cambió. Era un fracasado que le debía dinero al banco, y todavía recuerdo cuando tuve que reunirme con un inversor, y no tenía suficiente dinero para pagar el café. Es decir, había salido del tema de la adicción a las drogas, pero la pobreza me estaba golpeando con todo.
Fue durante esos días que me arrodillé delante de Dios. Sucedió durante la crisis financiera del 2001 en Argentina cuando todo voló por los aires. No podía más, y me encerré en un baño público para doblar mis rodillas, y clamarle a Dios en oración.
¡Dios ayudame!
El milagro sucedió en una semana. El primer puesto que me habían ofrecido era el de Gerente general de Western Union para Paraguay, Chile y Bolivia, y el otro era el de director de Marketing para América Latina de Turner.
Pero Dios me dio convicción de que tenía que ingresar a trabajar en Turner. En 2001 ingresé como director de Marketing y al cabo de dos años me ascendieron a Vicepresidente de Cartoon Network, y más tarde, me llamaron desde Atlanta. En 19 años, me ascendieron siete veces, y hoy soy Vicepresidente de Turner Latin América. Había gente mucho más capaz que yo, pero Dios acomodó las piezas para que yo pueda estar en el lugar donde estoy ahora. Además, Dios me bendijo en el área económica también.
Soy lo que soy por la gracia de Dios. Puede ser que la gente vea mi trabajo como algo extraordinario, pues estoy a cargo de una parte importante de toda la programación del entretenimiento de América Latina. Pero sinceramente, no me siento una persona capaz. Hay gente que me supera en varios aspectos. Isaac Newton dijo: "Si he visto más lejos es porque estuve sobre hombros de gigantes". Yo también quisiera decir que todo lo hice con mi esfuerzo, pero eso no es verdad.
Cuando uno vive y camina junto a Dios, acontecen milagros sobrenaturales. Jamás pensé que iba a poder trabajar y radicarme en los Estados Unidos. Tampoco se me cruzó por la cabeza volver a Argentina para estar a cargo de Argentina y Latinoamérica. Solo puedo decir que fue Dios quien me guió hasta aquí.
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